La enfermedad de Menière se puede
describir como una enfermedad crónica, de evolución variable, que cursa con
vértigos, acúfenos y pérdida de audición. La intensidad de los síntomas puede
variar mucho de unos pacientes a otros, de manera que mientras que en algunos
casos resulta ligeramente perturbador, en otros afecta de forma intensa a la
funcionalidad de la persona disminuyendo considerablemente su estado de
bienestar. Aunque al cabo de los años, se ha confirmado una disminución
progresiva de las crisis, durante el periodo de tiempo de mayor exacerbación
sintomática y, por ende, mayor afectación funcional, se suele producir una inestabilidad
emocional que es interesante abordar desde el principio.
Esta enfermedad, como otros
Trastornos Vestibulares, con frecuencia está asociada a alteraciones
psicológicas, donde destacarían la presencia de ansiedad y de sintomatología
depresiva. Sin duda, existen un gran número de personas afectadas por esta
enfermedad que presentan dificultades para afrontar su desarrollo, adaptarse a
ella y las limitaciones que genera en su evolución, afectando
significativamente a la calidad de vida.
Por todo esto, desde el Instituto
Avanzado de Psicología Integral (IAPI), consideramos fundamental el abordaje
psicológico de este grupo de pacientes, con el objetivo de dotarles de
herramientas emocionales y psicológicas que les permitan adaptarse a su nueva
situación de vida, además de orientarles y apoyarles durante el proceso
evolutivo de la enfermedad. Es importante que la persona afectada conozca cómo
puede evolucionar la enfermedad, que tengan ocasión de conocer a otras personas
afectadas de Menière y cómo éstas han conseguido recuperar su calidad de vida y
su bienestar.
Con el propósito de realizar una
atención integral al paciente de Menière, defendemos la necesidad de una
valoración inicial de los factores de riesgo; Por ejemplo, el estado emocional, características
individuales o la presencia de ciertos comportamientos que pueden repercutir
negativamente tanto en la expresión de los síntomas clínicos como en el
afrontamiento emocional. Así mismo, la valoración de los estímulos ambientales
y apoyos socio-familiares nos van a resultar de gran utilidad para conocer
aquellas conductas o respuestas que realiza el paciente y que pueden tanto reducir
como aumentar los cambios, haciéndolos a su vez más o menos adaptativos.
En este mismo análisis previo es
interesante valorar la afectación funcional, el estado emocional, con especial
atención a la ansiedad y el bajo estado de ánimo, y el estilo de vida del
paciente. Sin duda, obtener información sobre el estilo de vida nos va a
permitir conocer qué tipo de actividades en la vida del paciente tienen mayor
probabilidad de desencadenar una crisis vertiginosa, así como la necesidad de
cambiar hábitos o implementar actividades nuevas que favorezcan el control de
las crisis.
Una vez recogida esta
información, se nos presentan dos líneas de acción: 1) una preventiva, dirigida
a informar al paciente sobre su enfermedad, conocer la evolución y entrenarle
en estrategias emocionales que le permitan adaptarse a la evolución de su
enfermedad en todo momento, manteniendo el control durante todo el proceso; 2)
una línea de intervención cuyo objetivo es dotar al paciente de estrategias de
afrontamiento que restablezcan tanto su funcionalidad y calidad de vida, como
su estado de bienestar. Y aquí queremos resaltar el deseo expreso de hablar del
concepto de “calidad de vida” separado del concepto de “bienestar”, ya que la
enfermedad de Meniére, debido a su cronicidad, puede necesitar cambios
sustanciales en el estilo de vida del paciente que mejorando su calidad de vida
en cuanto a funcionalidad y desarrollo de la misma, puede mantener una
afectación emocional importante si la persona experimenta con los cambios una
pérdida de su anterior vida y la frustración de no poder desarrollar su vida
anterior.
El abordaje psicológico tiene
como fin último, siempre y en todos los
casos, sea cual sea el momento de evolución de la enfermedad, la mejora
emocional de los pacientes. Las técnicas que necesarias en este abordaje son
diversas y van a depender de toda la exploración anteriormente comentada, pero
pueden abarcar desde el asesoramiento informativo, hasta el entrenamiento en
Biofeedback, educación emocional, estrategias cognitivas de control y
modificación de pensamientos automáticos y distorsionados, solución de
problemas y toma de decisiones, estilos de comunicación… Generalmente, en el
plan de tratamiento es necesario incluir varias de estas opciones terapéuticas
para cubrir los objetivos individuales de cada persona.
Si padeces Enfermedad de Meniére,
u otro trastorno vestibular, y estás interesado en ampliar la información de
nuestros tratamientos, puedes ponerte en contacto con nosotros en el 976 13 84 99 o en el 976 23 48 93.
Berta Guerrero
Psicóloga Sanitaria
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