Los profesionales de Trauma Aragón http://www.traumaaragon.com/, del Instituto Avanzado de Psicología Integral (IAPI) www.iapi.es y de Los Pueyos http://fundacionvirgendelpueyo.blogspot.com.es/ se unen para formar un equipo multidisciplinar destinado a la prevención, el desarrollo, la intervención y rehabilitación integral de personas con diferentes trastornos, enfermedades o lesiones, así como a la atención de sus familiares y cuidadores.


viernes, 29 de mayo de 2015

¿Cuándo podemos hablar de "Trastorno de conducta"?

Las personas con Discapacidad Intelectual muchas veces presentan conductas desadaptativas que conviene trabajar, pero no siempre se trata de un “trastorno de conducta”. Por eso es importante realizar un buen análisis del problema, para poder intervenir de la manera más eficaz y saber qué objetivos se pueden plantear, puesto que cada caso es diferente y la causa del trastorno determina los resultados.
 
La Unidad de Atención Permanente (UAP) de la Fundación Virgen del Pueyo trabaja con personas con Discapacidad Intelectual y Trastorno de conducta desde el 2009. La única Unidad en Aragón que ofrece este servicio, tanto a sus residentes como a familias externas que han solicitado ayuda.  
A continuación os presentamos un testimonio de una familia que ejemplifica a la perfección el “trastorno de conducta” y lo que supuso para esa familia la intervención que se ha llevado a cabo en la UAP.
“X” empezó a tener problemas de conducta cuando se encontraba en régimen de internado de lunes a viernes en un centro de Educación Especial, con diecisiete años de edad. Al principio, los Trastornos de conducta eran leves: tirar objetos, orinarse encima, etc. A los veinte años finalizó su período de escolarización en dicho centro y pasó a un taller ocupacional. Este cambio ya supuso para él un empeoramiento importante, y eso sumado a que en dicho centro no contaban con los medios necesarios para atender a una persona con trastornos de conducta importantes, agravó la situación. En este momento, los trastornos ya eran severos: tirar objetos más grandes que antes (como sillas o mesas), orinarse encima con más frecuencia a la vez que defecarse e incluso manipular las heces con las manos y manchar las paredes con ellas, además de tirar la comida, pegar a las personas con mucha intensidad y lanzarles objetos violentamente, romper puertas, ventanas y demás mobiliario. En ese momento, “X” ya contaba con veinticinco años y nos vimos obligados a tenerlo en casa, puesto que el aumento de neurolépticos que se le aplicó en ese período de tiempo no mejoró el trastorno de conducta e incluso le provocó una reacción extrapiramidal que le afectó al sistema nervioso y empeoró físicamente su estado hasta casi dejarlo sin andar. Tuvo ingresos hospitalarios largos, debido a todos estos problemas con los neurolépticos que finalmente tuvieron que retirar y sustituir por otros medicamentos, que tampoco mejoraron dicho trastorno.
La situación familiar en ese momento fue muy traumática, puesto que la convivencia con una persona que sufre de estos trastornos es muy dura y complicada. De esta manera, pasó en casa unos dos años más, durante los cuales recibimos información de una Unidad que se estaba poniendo en marcha (2008) para personas con discapacidad y Trastorno de conducta en Villamayor (Zaragoza). Al interesarnos por dicha unidad, nos dimos cuenta de que el proyecto que iba a ponerse en macha era lo que nosotros necesitábamos. A la edad de veinticinco años, abre la UAP de la Fundación Virgen del Pueyo de Villamayor y el IASS le concede una plaza. El estado en el que entra es muy malo. Se empieza un trabajo conjunto entre el centro y la familia, puesto que no sabíamos bien cómo hacer frente a este trastorno, nos dieron unas pautas a seguir en casa y nos orientaron para intentar mejorar el estado de “X”.
Actualmente, “X” lleva seis años en régimen de internado en la UAP saliendo al domicilio familiar los fines de semana. El cambio en su conducta ha sido espectacular, hasta tal punto que a día de hoy es posible una convivencia familiar que antes no podía darse: come con nosotros sin incidencias, no agrede, no tira objetos, se pueden dar paseos con él e incluso ir  a establecimientos públicos sin problema, además de que las noches se han vuelto tranquilas y descansamos. También se ha vuelto más cariñoso con la gente de confianza y disfruta de actividades como ver la tele o escuchar música. A nivel emocional, los cambios han sido muy importantes, mientras antes siempre estaba triste o enfadado, actualmente está muy risueño, relajado y contento, y si se enfada, es más fácil orientarlo para que no desarrolle malas conductas. Además, gracias al trabajo de la UAP, ha sido posible disminuir la administración de medicación, sustituyéndola por otros métodos que en caso de “X” han contribuido a su mejora física y psicológica.
 
 

Equipo UAP
FUNDACIÓN VIRGEN DEL PUEYO

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