Las personas con Discapacidad
Intelectual muchas veces presentan conductas desadaptativas que conviene
trabajar, pero no siempre se trata de un “trastorno de conducta”. Por eso es
importante realizar un buen análisis del problema, para poder intervenir de la
manera más eficaz y saber qué objetivos se pueden plantear, puesto que cada caso
es diferente y la causa del trastorno determina los resultados.
La Unidad de Atención Permanente
(UAP) de la Fundación Virgen del Pueyo trabaja con personas con Discapacidad
Intelectual y Trastorno de conducta desde el 2009. La única Unidad en Aragón
que ofrece este servicio, tanto a sus
residentes como a familias externas que han solicitado ayuda.
A continuación os presentamos un
testimonio de una familia que ejemplifica a la
perfección el “trastorno de conducta” y lo que supuso para esa familia la
intervención que se ha llevado a cabo en la UAP.
“X” empezó a tener problemas de conducta cuando se encontraba en
régimen de internado de lunes a viernes en un centro de Educación Especial, con
diecisiete años de edad. Al principio, los Trastornos de conducta eran leves:
tirar objetos, orinarse encima, etc. A los veinte años finalizó su período de
escolarización en dicho centro y pasó a un taller ocupacional. Este cambio ya
supuso para él un empeoramiento importante, y eso sumado a que en dicho centro
no contaban con los medios necesarios para atender a una persona con trastornos
de conducta importantes, agravó la situación. En este momento, los trastornos
ya eran severos: tirar objetos más grandes que antes (como sillas o mesas),
orinarse encima con más frecuencia a la vez que defecarse e incluso manipular las
heces con las manos y manchar las paredes con ellas, además de tirar la comida,
pegar a las personas con mucha intensidad y lanzarles objetos violentamente,
romper puertas, ventanas y demás mobiliario. En ese momento, “X” ya contaba con
veinticinco años y nos vimos obligados a tenerlo en casa, puesto que el aumento
de neurolépticos que se le aplicó en ese período de tiempo no mejoró el
trastorno de conducta e incluso le provocó una reacción extrapiramidal que le
afectó al sistema nervioso y empeoró físicamente su estado hasta casi dejarlo
sin andar. Tuvo ingresos hospitalarios largos, debido a todos estos problemas
con los neurolépticos que finalmente tuvieron que retirar y sustituir por otros
medicamentos, que tampoco mejoraron dicho trastorno.
La situación familiar en ese momento fue muy traumática, puesto que la
convivencia con una persona que sufre de estos trastornos es muy dura y
complicada. De esta manera, pasó en casa unos dos años más, durante los cuales
recibimos información de una Unidad que se estaba poniendo en marcha (2008)
para personas con discapacidad y Trastorno de conducta en Villamayor
(Zaragoza). Al interesarnos por dicha unidad, nos dimos cuenta de que el
proyecto que iba a ponerse en macha era lo que nosotros necesitábamos. A la
edad de veinticinco años, abre la UAP de la Fundación Virgen del Pueyo de
Villamayor y el IASS le concede una plaza. El estado en el que entra es muy
malo. Se empieza un trabajo conjunto entre el centro y la familia, puesto que
no sabíamos bien cómo hacer frente a este trastorno, nos dieron unas pautas a
seguir en casa y nos orientaron para intentar mejorar el estado de “X”.
Actualmente, “X” lleva seis años en régimen de internado en la UAP
saliendo al domicilio familiar los fines de semana. El cambio en su conducta ha
sido espectacular, hasta tal punto que a día de hoy es posible una convivencia
familiar que antes no podía darse: come con nosotros sin incidencias, no
agrede, no tira objetos, se pueden dar paseos con él e incluso ir a establecimientos públicos sin problema,
además de que las noches se han vuelto tranquilas y descansamos. También se ha
vuelto más cariñoso con la gente de confianza y disfruta de actividades como
ver la tele o escuchar música. A nivel emocional, los cambios han sido muy
importantes, mientras antes siempre estaba triste o enfadado, actualmente está
muy risueño, relajado y contento, y si se enfada, es más fácil orientarlo para
que no desarrolle malas conductas. Además, gracias al trabajo de la UAP, ha
sido posible disminuir la administración de medicación, sustituyéndola por
otros métodos que en caso de “X” han contribuido a su mejora física y
psicológica.
Equipo UAP
FUNDACIÓN VIRGEN DEL PUEYO
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