El desarrollo
psicomotor es un proceso que
iniciamos desde recién nacidos, una secuencia
de habilidades que van apareciendo en especial durante el primer año de vida, y
que son consecuencia de la maduración de nuestro Sistema Nervioso. Cuando estas
habilidades o hitos del desarrollo se dan en el periodo de tiempo adecuado,
hablamos de desarrollo normal.
Sin embargo, pueden darse retrasos en la
aparición de determinados hitos, o bien anomalías en su ejecución. En estos
casos, hablamos de alteraciones en el
desarrollo, que pueden indicar el riesgo del niño de padecer una
discapacidad. Es en este contexto de
riesgo donde, una vez evaluada y concretada una alteración, debemos
intervenir para prevenir la posible patología. La intervención, debe consistir
en el diseño de una terapia específica para el niño de riesgo, cuya aplicación sea
la suma de la actuación profesional
y el conocimiento y participación de los
familiares y el entorno más cercano del niño.
Las etapas
del desarrollo se alcanzan simultáneamente en varios niveles: motor,
sensorial, perceptual, cognitivo, emocional, social y cultural. Es necesario valorar al niño en cada una de estas áreas,
pero también el conjunto de todas ellas, sin olvidar que todos los aspectos
están relacionados y van a influir los unos sobre los otros. De hecho, el
desarrollo de un individuo no sólo depende de su genética sino que también está
fuertemente marcado por los estímulos que recibe del medio y la manera en que
interaccione con ellos.
La importancia de la prevención temprana, está en que permite una intervención precoz, y cuanto antes se produzca ésta, mayor
probabilidad tiene el niño de minimizar
su riesgo de discapacidad. Esta necesidad de precocidad tanto en la
detección de la alteración como en la actuación sobre ella, se debe a que los
niños más pequeños poseen una gran neuroplasticidad;
es decir, su Sistema Nervioso tiene mayor capacidad de auto-organizarse y
formar nuevas conexiones que permitan solventar el problema que se presenta.
Numerosos estudios realizados al respecto,
nos permiten reconocer distintos signos
de alerta durante el desarrollo psicomotor de los niños. Es importante que
estos signos sean conocidos por todas aquellas personas que trabajan o conviven
con los niños desde su nacimiento, de manera que ante la detección de
cualquiera de ellos, o ante la propia impresión de que “algo no va bien”, el niño pueda ponerse cuanto antes en manos
del equipo profesional adecuado. Esta forma de proceder es, en definitiva, anticiparse a la enfermedad futura, prevenir
en el campo de la salud, y la prevención
precisamente, es el tratamiento más
eficaz conocido hasta el momento.
Pilar García
FISIOTERAPEUTA
Fundación Virgen del Pueyo
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