El estrés es una respuesta
del organismo que se activa de forma automática ante un cambio externo o
interno. Nos prepara para hacer frente a las demandas que pueda generar la
nueva situación. Se trata de un proceso
de adaptación que ayuda al individuo a actuar de forma más rápida y
efectiva.
Pero esta respuesta depende, en gran parte, del modo en que
la persona percibe esa nueva situación y de su habilidad para encontrar
soluciones.
El individuo puede considerar que la demanda de la situación
es baja, la conoce o cree que tendrá consecuencias positivas, esta forma de
percibir la situación produce estrés
positivo, y suele genera emociones positivas como alegría, satisfacción,
euforia, etc. que ayudan a rendir con éxito.
Sin embargo, si el individuo cree que la situación presenta
una demanda excesiva, que desborda su capacidad o sus recursos y anticipa
consecuencias negativas, entonces hablamos de estrés negativo, y surgirán emociones negativas como ansiedad,
enfado, tristeza, etc. y aumentan la probabilidad de fracaso.
Si el estrés negativo es puntual, no hay problemas, ya que
el organismo tiene capacidad de recuperación. Pero si este estrés persiste, el
organismo puede verse perjudicado, pudiendo aparecer problemas físicos y
psicológicos, que a menudo requieren atención de un especialista.
La ansiedad es una reacción
emocional, que el individuo percibe como una sensación corporal
desagradable, descrita a menudo como agitación, nerviosismo o inquietud. Los
síntomas son muy parecidos a los que provoca el miedo.
Miedo y ansiedad son emociones que provocan sensaciones
corporales muy similares, pero se diferencian principalmente en que, en el
miedo hay un temor real, con un estímulo externo o situacional presente, y en
la ansiedad puede no haber estímulo externo presente, y tratarse sólo de un
estímulo interno (pensamientos o ideas). Muy a menudo, la respuesta de ansiedad
suele ser desproporcionada al estímulo que la genera.
Cabe destacar que existen notables diferencias individuales en cuanto a los propios desencadenantes y
a la propensión a manifestar reacciones de ansiedad. De nuevo, interviene la
valoración que el sujeto hace de la situación y de sus estrategias de
afrontamiento ante la misma. Generalmente, la ansiedad aparece cuando la
persona percibe la situación como amenazante.
Otra de las principales diferencias entre el estrés y la
ansiedad, es que en el estrés los primeros efectos que aparecen son los físicos
o psicosomáticos, mientras que en la ansiedad los primeros en aparecer son los
psicológicos.
Por las características de las situaciones que propician las
respuestas de estrés y ansiedad, éstas interfieren en muchas y muy diversas
situaciones de la vida, y por ello, cierto es que todos los seres humanos
tenemos estrés y ansiedad en muchas ocasiones. Cuando esto empieza a perjudicar
negativamente en la vida diaria de una persona, es cuando hay que solicitar
ayuda psicológica.