Los beneficios obtenidos en la
terapia acuática dependen de tres factores: (1) temperatura del agua, (2)
intensidad del ejercicio y (3) duración del tratamiento. La intensidad y la
duración del tratamiento dependerán de la valoración del especialista, según la
patología. Pero los efectos fisiológicos que proporciona sumergirse en una
piscina de agua caliente son inmediatos, y explicados por la vasodilatación que
produce, reduciendo de forma importante la tensión muscular, con un efecto
analgésico, relajante y sedante.
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