Los cambios térmicos corporales
están especialmente indicados para estimular el sistema inmunológico. El
beneficio de los baños en agua fría está en el calor producido por reacción
contra el frío, restableciendo el equilibrio
térmico del cuerpo.
Además, el agua fría activa las defensas, hace que la
piel se vuelva más tersa, y revitaliza y tonifica los músculos, aliviando
dolores en extremidades (especialmente en piernas) y estados de fatiga. El
principal efecto que provoca el agua fría es una contracción en las venas, lo
que reactiva la circulación de la sangre por todo el cuerpo.
Por ello, los baños con agua fría
son recomendables para personas con problemas de circulación o con necesidad de
una activación del cuerpo. Las personas con problemas de tiroides o problemas
cardíacos deben tener gran precaución.
La terapia con agua fría debe ser
indicada por un especialista, y debe pautar los tiempos y la temperatura del
agua.
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