Las emociones primarias como son la alegría, la tristeza, el miedo, la
ira, el asco y la sorpresa, van acompañadas de patrones de conducta tales como
respuestas faciales, motoras, vocales, endocrinas y autonómicas, hasta cierto
punto estereotipadas y comunes a todos los seres humanos independientemente de
raza y cultura. Las emociones
secundarias tienen un componente cognitivo más alto, y van siempre
asociadas a las relaciones interpersonales.
La alteración de los sistemas neurales
de los que dependen las expresiones emocionales, provoca grandes trastornos de
conducta. Tanto en la emoción como en la cognición, tras los componentes
conscientes, subyacen e interaccionan toda una serie de mecanismos cerebrales
no conscientes que determinan de manera decisiva las características
conscientes del pensamiento y la emoción.
La “emoción” es el resultado de múltiples mecanismos cerebrales que pueden ser
distintos en emociones diferentes. Los componentes conscientes de las emociones
no son cualitativamente diferentes de las percepciones cognitivas. Los
mecanismos de procesamiento inconsciente que subyacen en ambos casos sí son
diferentes, pero en los dos, la consciencia se produce cuando el mecanismo
cerebral general del conocimiento consciente los capta e influye en su función.
La mayoría de los componentes de las
respuestas emocionales se ponen en marcha de manera no consciente. Al ser los
mecanismos neurales de las emociones evolutivamente más primitivos que los de los procesos cognitivos, se ponen
en marcha de manera inconsciente de un modo más inmediato que éstos. De ahí que
los procesos cognitivos estén más
sometidos a las emociones que a la inversa.
Respecto a la participación de los
hemisferios cerebrales en las emociones, se ha demostrado que el hemisferio
cerebral derecho está implicado en la comprensión y expresión de los aspectos
afectivos del lenguaje y los elementos corporales de la expresión emocional, de
modo que la mitad izquierda del cuerpo,
que es la que controla este hemisferio, expresa
las emociones en mayor medida y esto se pone en evidencia porque los
músculos de ese lado de la cara, reflejan en grado más acusado la emoción que
la mitad derecha de ésta.
Además, parece que las emociones positivas se encuentran en el
hemisferio izquierdo, mientras que
las emociones negativas se asocian
al hemisferio derecho, esto se pone
en evidencia en el estudio de casos, por ejemplo, de pacientes con lesiones en
el hemisferio izquierdo que pierden en cierto grado la capacidad de
experimentar sentimientos positivos y en ellos los cuadros depresivos son mucho
más graves.
María
Guerrero
Psicóloga Sanitaria FVP
muy interesante!!!
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