A partir de los años
60, Godelieve Denys-Struyf,
fisioterapeuta y osteópata belga, definió a través de la observación de la
postura, un enfoque global de tratamiento del cuerpo: el método GDS, que
actualmente es continuado por su mayor discípulo, el fisioterapeuta Philippe
Campignion.
El método GDS relaciona
el funcionamiento corporal con la parte comportamental del ser humano y
considera que ambos aspectos son
indisociables. El cuerpo se entiende
como “un lenguaje que expresa con su
postura lo que las palabras no siempre pueden” de manera que cuando se da
una emoción, suceden simultáneamente unas acciones musculares que la expresan,
llevándonos a adoptar una postura determinada. Por suerte, los músculos son
capaces de reaccionar y restablecer el equilibrio, de manera que podemos
expresarnos con el cuerpo constantemente modificando nuestra postura y adaptándola
a cada situación. Sin embargo, cuando una emoción se da de forma permanente, el
desequilibrio corporal también se mantiene en el tiempo, por lo que el cuerpo
va activando cada vez más músculos creando una cadena de tensión miofascial (“lenguaje grabado en el cuerpo”). Esta
tensión muscular lleva al cuerpo a una posición fija que lo priva de su
adaptabilidad natural y lo predispone a sufrir lesiones determinadas en función
de la tipología de la postura adoptada.
Denys-Struyf agrupa
los músculos según su localización y la dirección de sus fibras en 6 grandes
cadenas musculares, cada una de las cuales corresponde a una tipología de
postura diferente y se asocia a aspectos de la personalidad del ser humano o
bien a aspectos de su relación con el medio.
CADENAS MUSCULARES RELACIONADAS CON LA
PERSONALIDAD:
- Cadena
PM (Posterior Mediana): dirige el cuerpo hacia delante y está asociada a la
necesidad de ser útil, siendo propia de personas activas y competitivas. Es la
cadena que nos permite mantenernos de pie sin caer hacia delante. Su tensión en
exceso puede predisponernos a tener: dolor lumbar,
cefaleas, vértigos, mareos, infartos de miocardio, cólicos nefríticos,
condropatía rotuliana, neuralgia de Arnold…
- Cadena
AM (Anterior Mediana): “enrolla el cuerpo hacia atrás” y se asocia a la
afectividad, la necesidad de amar y sentirse amado. Es la cadena que nos ancla
a la tierra y favorece la correcta posición de la vértebra D8, necesaria para
el equilibrio estático. Su tensión en exceso puede favorecer: hernias de hiato,
ciática, dolor cervical, juanetes, hernias discales, hemorroides…
- Cadenas
PA (Posterior-Anterior) y AP (Anterior-Posterior): trabajan de forma
conjunta controlando el ritmo respiratorio (PA en la inspiración, AP en la
espiración). Están relacionadas con la espiritualidad de la persona y la
búsqueda de ideales. Su tensión en exceso puede dar lugar a rigidez a nivel
cervical o aumento de la curva lumbar.
CADENAS MUSCULARES ASOCIADAS A LAS RELACIONES
CON EL MEDIO:
- Cadena
PL (Posterior-Lateral): está formada por músculos que separan y rotan hacia
fuera las extremidades. Se asocia a una personalidad extrovertida, de
comunicación con el medio. Su tensión en exceso puede predisponernos a tener:
artrosis, lumbalgia, incontinencias, diarreas, meniscopatías…
- Cadena
AL (Anterior-Lateral): está formada por músculos que acercan, flexionan y
rotan hacia dentro las articulaciones.
Se asocia a una personalidad introvertida y reservada con respecto al
medio. Su tensión excesiva puede favorecer: esguinces de tobillo y rodilla,
capsulitis de hombro…
Todos los seres
humanos poseemos las 6 cadenas musculares, con el predominio de activación de
una de ellas que nos aproxima a la tipología. Ante un esfuerzo intenso o una emoción
instaurada, el cuerpo demanda una adaptación
que no puede realizar y aparece el riesgo de lesión. En este caso, el fisioterapeuta, ha de realizar una “lectura precisa del lenguaje grabado en el cuerpo”, es decir,
determinar la cadena de tensión miofascial y llevar a cabo sobre ella un tratamiento
de Cadenas Musculares (masaje, técnicas reflejas, posturas de estiramiento, estimulación
manual...), con el objetivo de reducir los síntomas físicos provocados por
hábitos o comportamientos, y que el paciente aprenda a gestionar sus recursos
corporales alcanzando la postura óptima tanto en estático, como en la expresión
y el movimiento.
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